Posibles panoramas después de la pandemia
En condiciones normales las políticas neoliberales prefieren dar un espaldarazo a la economía de un país en situaciones extremas como la que estamos viviendo, ese es el caso de EEUU, Brasil o Ecuador, por citar los más conocidos, en vista de eso cual es la posición del presidente de Colombia siendo partidario de esta corriente?
En los últimos días se ha visto una flexibilidad no propia de su ideología en las decisiones frente a la pandemia; por voluntad propia, por consenso en su partido o movido por las acertadas políticas de Claudia López, quien sabe, lo cierto es que mal o bien esto ha dado un parte de tranquilidad en la gran mayoría de la opinión pública y le ha permitido al presidente un clima de más calma.
Cabe resaltar que su gobierno está del lado de los más poderosos, por decirlo de otra manera, de los que mueven los hilos de la economía en el país, ¿entonces cuál es su estrategia?
Decir que por voluntad propia ha tomado la decisión de sacrificar la economía por la protección a la condición humana, eso no se lo cree nadie, todos sabemos que la popularidad del presidente en comparación a sus similares neoliberales, era pésima antes de la pandemia, incluso estaba por debajo de los límites alcanzados por los peores presidentes en la historia del país, el virus cayó como anillo al dedo, primero para tapar escándalos como los que ya conocemos y segundo para darse un respiro y ganar un poco de credibilidad, que de otra manera no hubiese sido posible.
¿Analicemos a más profundidad los posibles panoramas cuando cese la pandemia?
En el mejor de ellos y pensando humanamente obedecería a que los más poderosos se toquen el corazón y liberen gran parte de su riqueza para que se distribuya equitativamente en programas que mejoren las condiciones de vida, se reactive la economía y todos quedemos contentos, pero eso es una utopía, no pasará, por el contrario el otro panorama podría ser el incremento en los impuestos, la desaparición de la clase media trabajadora que por siglos ha sido la más golpeada por las políticas del gobierno y que permite un equilibrio entre la extrema pobreza y la extrema riqueza. Este panorama sería desastroso porque se haría más evidente el dominio y control sobre todos los sectores del país, creando una sociedad obrera condenada a la miseria absoluta y permanente, obligada a vivir de la caridad. Los poderosos nunca van a perder y ese debería ser el temor más grande a futuro.
El país y la humanidad podrían enfrentarse a un momento en la historia donde la punta de la cuerda se decline en su totalidad hacia un dominio total de la crueldad y la indolencia, un real y verdadero orden mundial manejado a control remoto.